Estamos aquí a la espera de que salgamos del marasmo en el que estamos, el caso es que todo se reduce, paciencia y cambio de perspectivas.
Ay! Me he despertado sintiéndome una esponja, seca, sin más, lo cual se puede mirar como una ventaja, estoy dispuesto a empaparme, es más, estoy dispuesto a absorber las ideas de cualquiera que se me presente, un obispo o un camarero, da igual.
Y ahora el boli, me he de convertir en boli, algo complicado. En boli para sacar de la esponja lo aprendido.
Andalucía no aprende, treinta y tantos años de marasmo y sigue con lo mismo, con los mismos. Con sus latifundios, con sus subvenciones a diestro y siniestro para amarrar al personal.
Esponja es lo que hace falta para secar las lagunas de Andalucía y un gran boli para empezar a escribir de nuevo la historia. Esponja descomunal para secar a los que llevan diciendo y haciendo lo mismo, sin hacer nada de lo que dicen, palabras repetidas de veinte o treinta años atrás. Ay!, la memoria que frágil es o que frágil queremos que sea.
Queremos que todo cambie para que todo siga igual, esa ha sido la cuestión o el miedo, que también cuenta o la incultura o el servilismo o, lo que queráis.
Me acosté muy pronto con una idea que me martilleaba, volver a soñar, a soñar con una guadaña, mejor a soñar convertido en guadaña. Tengo pensamientos destructivos, espero que como cualquier hijo de vecino ligeramente lúcido, porque lúcidos sí los tenemos, ha sido evidente. No he soñado con la guadaña, no he soñado nada o por lo menos no lo recuerdo, será que la historia no querrá cambiar, o que la lucidez es menos y su tendencia será la desaparición, nos estamos marchitando.
Me duele Andalucía que no avanza, que sigue con sus clichés depauperados, con sus orgías religiosas deboradoras de imágenes, co su idolatría que abotarga, inmobilismo total, esto es el logro de nuestros grandes dirigentes, estos son los treinta y tantos años de socialismo. Bueno, de su socialismo.
"Nada es más sorprendente que ver la facilidad con que los muchos son gobernados por los pocos". David Hume.
