La invisibilidad y el espionaje, dos conceptos que van unidos. espionaje al que estamos sometidos, sospecho de todos, de todo, la angustia me invade, un día de estos me decidiré y me volveré invisible.
Mi vecina cuando me ve por la calle no me saluda, lo achaco a su miopía, no obstante siempre me queda la duda de que la invisibilidad me ha invadido.
La laguna de Peñalara es un paraje montañoso espectacular, a donde se accede relativamente bien, por esa circunstancia, la de llegar al paraje sin mucho esfuerzo, se ha degradado su entorno y la han puesto vallas.
Ayer soñé que estaba soñando y en mi sueño soñaba que estaba paseando al borde del mar, algo que suelo hacer habitualmente durante mis días normales. Este sueño es una repetición de otro pasado hace un tiempo tal cual que aquel. Soñaba que mi yo del sueño soñaba que paseaba al borde del mar. Esa simplicidad del sueño, puesto que no había más, me hace pensar que cuando paseo sueño, ya que el mar no se ve pero está ahí, igual que en el sueño donde el paseo ni el mar se ven.
Mi vecina no podría ver la laguna sin unas gafas apropiadas, claro que lo mismo le da igual, es posible que como muchas personas no aprecie la belleza de la naturaleza, cuando es bella claro está. La belleza de la naturaleza es bella cuando es bestial, cuando se desmadra.
Por desgracia los sueños apenas los recordamos, se nos van de una forma miserable sin dejarnos verlos, sin recordarlos, solamente como una ráfaga desmembrada que apenas deja huella. Los sueños siempre son incompletos, es la sabiduría de la mente para engañarnos de que lo real no puede ser tal, sino sueños.
Lo real es el mar, ese paseo diario que me permite viajar encima de las olas y adentrarme en el horizonte, sin rumbo a la búsqueda de los sueños, de las hadas, las sirenas y los tritones. Volver acaso defraudado porque mis sueños, si es que son, no se materializan, solo son vapores, nieblas, humos. Ya me dijo algo sin decirlo el viejo.
Hoy me toca comer lentejas viudas y después algún postre, sin televisión, sin prensa, sin nada, las lentejas y una siesta, mañana será otro día. Y mañana llega, está ahí, tumbado, quieto sin apenar percibir su respiración, con su esplendor blanco, no se qué me dijo de la invisibilidad, no le haré caso, no creo que sepa que al final encontré la fórmula.
Me queda su despertar, voy a ver si le extorsiono y le puedo sacar algo para poder viajar encima de las olas sin rozar el agua, a la búsqueda de las hadas y también de los ogros.
Franki, es el peor relato de tu blog, lo veo inconexo, por favor vuelve a escribir como lo hacías antes. Soy una admiradora tuya y espero que aceptes la crítica. Un saludo
ResponderEliminarClaro que acepto las críticas, lo que pasa es que veo la relación que hay entre sus párrafos, aunque en su conjunto la idea parezca un tanto surrealista, pero.
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