Toda la familia saltó de gozo con el bebé, los padres y los abuelos se sintieron felices, no era para menos, aquella criatura indefensa y angelical era un primor. Cuando el bebé empezó a dar sus primeros pasos algo empezó a cambiar en todo el entorno, cada uno de los abuelos así como los padres se empezaron a dejar influir por sus respectivos impulsos, por sus anhelos, por sus pasiones, por en definitiva, sus colores. El caso es que en una familia es difícil encontrar tal disparidad de seguidores.
Madre; del Málaga, padre; del Madrid, abuelo materno; del Español, abuelo paterno; del Barcelona, tía materna; del Bilbao, puntos suspensivos, porque los colores se pierden en el horizonte, no hay nadie en la familia que sea de un mismo partido.
El bebé lleva una barratina y un cuarto de camisa con los colores del Barsa, los tres cuartos restantes son del Rayo, del Málaga y del Español. Los calzones del Madrid, toda una proeza que consiguió el padre, medias una negra y otra a rayas verdes y blancas, el poema no acaba aquí, sigue con la ropa interior que no vamos a describir, total una especie de pierrot pequeñito y malévolo.
Obvio seria decir que el bebé no da buena imagen, creo que en el fondo está cabreado, se le ve apático con un rictus como de hartazgo, últimamente ni llora ni ríe.
No saben que hacer con él. El otro día paseando los abuelos (los cuatro) y los padres se formó un rifirrafe porque el bebé llevaba las medias de un mismo color. No se llegó a ninguna conclusión, el caso es que por pitos o por flautas, se le quitaron las medias y quedó con las pantorrillas al aire, el capítulo se cerró con un constipado de piernas y estuvo un día en casa con fiebre.
Han decidido no salir nunca juntos, los consuegros no se ven, la madre se ha ido al piso de arriba a vivir, una tía se ha ido a Acapulco para quitarse de en medio, el hermano del padre se ha largado de casa de los suyos y está desaparecido , y al bebé le han echado de la guardería.
No hay comentarios:
Publicar un comentario