lunes, 16 de noviembre de 2009

SÍ, MINISTRO

Sí, Ministro fue una serie de televisión, que allá por los años 80 consiguió un triunfo sin precedentes en Inglaterra, después, dado el éxito los autores decidieron publicar dicha serie como novela, en España salió a la luz en el 86. La novela está basada en el diario de un ministro de su graciosa majestad.
Aparte de lo divertida de la novela, que lo es y mucho, ,las conclusiones que sacas de sus más de seiscientas páginas, es la fuerza incontenible y tormentosa de un ministro por llevar las cosas a su terreno y por supuesto a sus ideas. En su azarosa vida al final comprende que sus esfuerzos por el bien público no han pasado de un diez por ciento (es posible que el diez por ciento no sea exacto, punto arriba o abajo para el caso es lo mismo). ¿Y el otro noventa por ciento?, ¿dónde quedaron? Indudablemente se quedaron por el camino de una lucha sin cuartel con el funcionariado, con la oposición, con los viajes a todo trapo por cuenta del erario, con las filtraciones, (por cierto ¿el filtrador cobra?), con los desmentidos (que lleva su tiempo), con la propaganda, con luchas internas a brazo partido dentro de su idem, etc, etc. Total, que al cabo del día y cuando llega a casa, se encuentra exhausto, dolido, perplejo y con ganas de meterse entre pecho y espalda un trago de lo que sea, pensando en qué a quedado su labor aquel día.
Tanto esfuerzo para que no sea recordado por nada, o si acaso por una frase dicha fuera de contesto que en algún momento se le ocurrió.
Treinta años de aquel libro y nos trasladamos a nuestro país, a nuestros queridos ministros y altos cargos, a su tiempo y reparto de este, en fin, a la función pública. ¿Y esto último, en que consiste?

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