miércoles, 2 de diciembre de 2009

DE LOS LIBROS

Tengo una manía (si es que se puede llamar manía) y es que me encanta sugerir libros que he leído, esos que de alguna manera te han llevado a reflexionar, te han enseñado algo de lo que te vas acordar durante tiempo.
"El Pentateuco de Isaac" de Angel Wagenstein es uno que recomiendo. No soy crítico por lo tanto no hago críticas, en todo caso como digo antes sugerencias que son siempre subjetivas, lo cual quiere decir que la recomendación siempre será algo que implique un acierto o un error, en esto de la literatura como en otros muchos casos son riesgos a correr.
Wagenstein nos cuenta varios chistes en su libro, copio uno que personalmente me hizo mucha gracia. Antes de contar el chiste una pequeña aclaración, el sabbat es la fiesta semanal de los judíos y cae en viernes, ese día no se puede hacer nada, ni siquiera tocar dinero (por ser éste maldito y sucio, un signo auténtico del diablo, aunque el resto del tiempo los judíos no comparten una opinión tan extrema). Esto son dos judíos de dos pueblos cercanos que se ponen a discutir sobre cuál de sus respectivos rabinos tiene relaciones más estrecha con Dios y, por lo tanto, es más capaz de hacer milagros.
"Por supuesto que es el nuestro", dice el primero. "El pasado sabbat nuestro rabí se encaminó hacia la sinagoga, pero de repente se puso a llover a cántaros. No es que nuestro rabí no tuviera paraguas, pero ya que el sabbat no se debe hacer nada: ¿cómo lo iba a abrir? Miró hacia el cielo, Jehová lo entendió enseguida y se hizo el milagro: por un lado, lluvia, por el otro, lluvia, y en medio, ¡un pasillo seco hasta el propio templo! A ver, ¿qué me dices sobre esto?".
"Pues escucha lo que te voy a contar: el sabbat pasado nuestro rabí regresaba a casa después de rezar. En el camino se encontró un billete de cien euros. ¿Cómo cogerlo, si es un pecado tocar dinero? Miró al cielo, Jehová se dio cuenta y se hizo el milagro: por un lado, sabbat, por el otro lado, sabbat, y en el medio, no me lo vas a creer, ¡era jueves!".
Me reí y con los otros chistes igual. Pero el libro no es de chistes, ni mucho menos, es trágico, humano, triste y alegre, todo esto junto hace que sea un placer leer "El Pentateuco de Isaac". Un libro por donde uno deambula de la mano de un hombre por esas bestialidades que fueron las dos guerras mundiales, por esas sinrazones, de ahí que en la tragedia ese humor que destila el protagonista nos llegue dentro y el libro se convierta en la delicia que es

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