Llego a un punto y después y esperando que me hayáis leído de verdad, que uno se pregunta: ¿me conocéis de algo?, ¿sabéis quién soy? Las ventajas son las vuestras, no las mías puesto que yo no os leo, si acaso un poco. Quizás tendríamos que hablar, no es lo mismo hablar que leer. En el habla, creo yo, existe más dispersión, quién no ha empezado por un tema y a los cinco minutos está en el polo opuesto para acabar quien sabe dónde.
En la escritura uno se descubre más, así que, las ventajas son las vuestras, algo que no me llena, que me deja ligeramente desnudo (que nadie se haga ilusiones). De las pocas intervenciones que habéis tenido deduzco pocas cosas, por no decir nada, puede que mi psicología sea primitiva y no os capte debidamente, como así creo que es y la conclusión es que, se mucho menos de lo que vosotros sabéis de mi y no es justo. A lo peor del otro lado anda un criminal que me envidia o, una belleza que supere a mi musa y este por mis huesos. No lo sé y deseo saberlo. Las intentonas para que comentaseis no han tenido el efecto deseado, y eso que han sido varias, me habría gustado unos cuantos más, (tampoco os pido que os paséis) no pudo ser y como esto no hay quien lo cambie, bien podría ser que hablásemos, reunirnos, eso he dicho, reunirnos mis amantes lectores en cualquier lugar, ejemplo, un restaurante de cinco tenedores y entre bocado y bocado cambiar impresiones. No sé si la idea es buena, lo mismo al vernos nos asustamos y acabamos a pedradas o, formamos un grupo que pueda influir en el gobierno.
Las incógnitas tienen su belleza, sus intríngulis, por mi encantado de despejarlas, espero con impaciencia vuestras proposiciones.
Por supuesto, el ágape lo pagáis vosotros.
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