martes, 19 de febrero de 2013

SER FELIZ CUESTE LO QUE CUESTE

 

    A fuerza de oír, leer, ver todos los trapicheos de esta clase política nuestra, de esa inefable estupidez y mediocridad, me está entrando una pereza descomunal que no tengo ni idea de como me la voy a sacar. Aunque la pereza como dice Saul Bellow por medio se uno de sus personajes, es una condición diligente, hiperactiva. Creo que tiene razón, me empuja a una actividad policiaca, de investigación de los porqués de estos miserables mediocres, espero que no sea ralentizada.
  No sé si analizáis al presidente del gobierno y a la tropa que se deja ver y preguntar por los periodistas, únicos que en el mejor de los casos son los que pueden preguntar. Las contestaciones son demenciales, cuando contestan, ya que la mayoría de las veces se van por los cerros de Úbeda.
  Esta gente parece ser que no saben lo que son, y que en el sueldo que les pagamos para que se involucren en los asuntos públicos, no va el que se involucren en los asuntos públicos. ¿Quienes somos nosotros o quienes son los periodistas para preguntar?, ¿qué osadía es esa?. El periodista puede pregunta en las ocasiones que le dejan, pero, ¿y nosotros?, ¿cómo preguntar a nuestros representantes?, claro que personalmente no puedo preguntar al que me representa, primero por que no tengo ni idea de quién es, y segundo, por que yo no lo he votado, el jefe de las siglas decidió por mi, le puso en el sillón sin mi permiso.
 A lo que voy, la pereza es un estado producido por el aburrimiento o viceversa, pero me empuja a la diligencia (Saul Bellow). No soy ni perezoso ni aburrido por mucho que estos elementos pretendan causarme, pero si uno no está despierto es la situación a la que estamos abocados en cuanto a sociedad. Votan por ti, piensan por ti, al final y solo será cuestión de tiempo, cagarán por ti, lo demás, que puede ser bastante amplio os lo dejo a vuestra imaginación.
  ¿Qué hacer?, esta pregunta es consustancial al genero humano, pues a desarrollarla cada uno a su modo, es la pregunta esencial, ir a manifestaciones está muy bien, ¿volvernos contra el sistema?. A mi está última pregunta me gusta. ¿Cómo?. Podría ser de una forma sencilla que no nos creara dolor de cabeza, olvidándonos  de los partidos políticos para que ellos siguieran con sus juegos, después de todo es el método político menos malo, la democracia digo, aunque esta nuestra sea una chapuza.
  Primera premisa y que cada uno lo entienda como quiera, aprendernos la sencilla palabra NO, saltarnos los discos rojos, tirar las basuras al suelo, escupir cada vez que encendamos la tele (el que la encienda), eructar cuando veamos  a un político (tanto a los buenos como a los malos, ya que los buenos se tapan los ojos ante los malos), no pagar en los grandes supermercados ni en los grandes almacenes, intentar engañar a hacienda, y sobre todo leer, informarse de la forma más veraz posible. Todo esto y más se podrá ver como el recurso al pataleo, es posible, pero, y lo bien  que nos podemos sentir. Lo estoy probando de un tiempo acá, que satisfacción, cuanta felicidad.

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